8/6/12

CAPÍTULO 17 Ollas y sartenes


Tipo nueve de la noche el pelotudo venía caminando por Corrientes lo más choto, disfrutando el olor a moscato, pizza y fainá y los efectos de la glaciación –el pelotudo dice que, a diferencia del calor, que le empasta la cabeza, el frío extremo le agita los pensamientos, aunque siempre termina pensando pelotudeces porque, claro, es un pelotudo-, cuando lo para una mina con un bombo de –ponele- siete meses y le pide que le compre algo de comer. El pelotudo le da unos mangos y sigue camino rumiando la frase tan de pelotudo medio que el Beto Brandoni le dijo a Juan Manuel Tenuta en aquella memorable escena de “Esperando la carroza”: Dios mío, qué poco se puede hacer por la gente… lo único que se puede hacer es no pensar (http://www.youtube.com/watch?v=MX24bb1-ncg). No va que llega a 9 de Julio y se choca con un montón de pelotudos y pelotudas que venían caminando por la avenida más ancha del mundo (es muy de pelotudo medio argentino destacar las proezas criollas, como la de tener la avenida más ancha y la más larga, el río más ancho y esas pelotudeces) con caras de enojados y enojadas (todos y todas) y batiendo con furia el parche de teflón de cacerolas y otros enseres.
-          Cuánta pobreza…- le dice el pelotudo a un pelotudo que tiene al lado y lo mira con cara de ¿vos sos pelotudo o te hacés? Pero el pelotudo no se amilana y abunda:
-          Mirá qué cosa que es la ignorancia, la falta de educación: se gastan lo poco que tienen en tintura platiné y chalinas ánimal print para parecerse a Susana…
Pero después se da cuenta –después de un buen rato, porque es un pelotudo- de que no son pobres ni desocupados ni desamparados ni excluidos los que venían cortando la avenida principal del centro porteño dándole y dándole a la cacerola, que no venían de la villa 31 sino desde Recoleta y que no pedían trabajo sino que los dejen comprar dólares, y alcanza a identificarlos con el mismo sector social (ahora garpa decir colectivo) que en 2001/2002/2003, con el país prendido fuego mal, quería pasarles por encima con sus autos de alta gama -comprados en la Argentina año verde verde verde todo verde del bendito uno a uno carlista- a los piqueteros/negros de mierda/vagos que no quieren laburar que cortaban calles pidiendo un hueso para cumplir un objetivo tan módico como sobrevivir. Recuerda entonces, el pelotudo, que la 9 de Julio es la misma avenida sobre la que solían acampar otros piqueteros/negros de mierda/vagos que no quieren laburar provocando pavor y pavura en el pelotudo medio civilizado y la reacción engolada del periodismo guardián de los más altos valores de la República. Y entonces piensa que seguro seguro seguro llegará a su casa y escuchará en la tele un coro engolado de periodistas guardianes de los más altos valores de la República pidiendo respeto por el derecho a la libre circulación del pueblo arrrrrrrgentino y reclamando que algún fiscal comprometido con la vigencia plena del Estado de Derecho empuñe cual Jiman el poder del artículo 194 del Código Penal para mandar al calabozo a los desacatados de la tintura platiné y las chalinas ánimal print. Y piensa que seguro seguro seguro saldrá esa misma noche el jefe de Gobierno porteño Mauricio que es Macri con la yugular como una morcilla exigiendo la intervención enérrrrrrgica de las fuerzas federales de seguridad para poner orden en las calles de su ciudad porque no hay democracia sin orden y cuestionando severamente a las autoridades nacionales por tolerar y –por omisión- alentar el caos y la anarquía. (Después no verá ni escuchará nada de eso y entonces pensará que capaz que nadie dice nada porque los que le daban a la marmita y al jarrito para la leche del gato de angora eran gente decente, como llamaban hace dos siglos a las elites porteñas ilustradas y lustradas, y que, justamente por su condición de gente decente, no sale a hacer bardo porque sí sino que debía tener razones buenas para abandonar su tradicional afecto por el orden que trae progreso y zafarse de esa manera tan… tan… tan poco de ellos, viste).  
-          Yo estoy medio en contra pero también medio a favor- le dijo después en la parada del bondi el pelotudo que corta los boletos (un pelotudo que no puede elegir un día no ir a cortar boletos porque sí o sí tiene que cortar boletos cinco de siete días a la semana, y no los cinco que él elige sino los cinco que elige por él un pelotudo que se cree menos pelotudo). Y se explayó:
-          Tengo una casa que heredé de mis viejos y yo solo no la puedo mantener y entonces la quiero vender, pero nadie me la compra porque nadie puede comprar dólares para pagármela.
El pelotudo entendió después –entendió casi llegando a La Plata, porque tarda en entender- que la cuestión de fondo está en determinar qué intereses mueven a los pelotudos y las pelotudas a protestar. Dejándoles a otros pelotudos más informados la tarea de determinar si detrás de esos aceros inoxidables se esconden, agazapados, poderosos lobis del poder económico, y asumiendo que la manifestación era genuina y espontánea, el punto es si los caceroleadores creen que dolarizar la economía es bueno para el conjunto de la sociedad (para todos y todas), o sea que se trata de la confrontación de dos proyectos colectivos que pretenden lo mismo haciendo cosas diferentes, o es bueno para ellos y malo para todos y todas pero no importa y, en ese caso, si no da relegar un poco el interés personal (que no es re urgente, digamos, porque se trata de preservar ahorros, no de opciones dramáticas como comer o no comer, como era la de los piqueteros/negros de mierda/vagos que no quieren laburar) en función del bien general de una comunidad que podría verse beneficiada, acaso no a corto pero sí a mediano/largo plazo, con la consolidación de un modelo económico soberano estructurado a partir de una moneda nacional fuerte que pueda llegar a ser, de una vez por todas, una buena reserva de valor y una garantía de certidumbre para los ahorristas. En última instancia, pensó el pelotudo, la batalla cultural excede la discusión sobre pensar en verde o no: la onda parecería ser que empecemos a pensar en plural, mirando más allá de nuestros ombligos.

3 comentarios:

  1. La chica que lleva la cartera con la imagen de Frida Kahlo sabrá que Frida, además de una gran artista, era militante comunista? que una frase de Frida que se hizo famosa es: "prefiero hablar con obreros y albañiles que con esa gente estúpida que se cree culta". Conocerá sus obras, su lucha,dónde ha dejado plasmada su postura opuesta a la clase burócrata-oligarca que tan orgullosamente posa en la foto la chica de la cartera y quienes la rodean? Quién pedirá perdón a Frida por semejante contradicción?

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  2. Un reduccionismo facilista, AFIRMAR que la protesta se debió exclusivamente a la imposibilidad de comprar dólares. No hay peor ciego que el que no quiere ver.
    Que yo sepa, la protesta fue, es y será un derecho de todos y cada uno de los ciudadanos, sin importar qué clase social tenga. Conozco gente que ha hecho dinero a fuerza de sacrificio luego de haberse alimentado a base de mate cocido y pan en la infancia. Y aunque hayan sido siempre de buena posicion, no hay derecho a protestar?
    La inflacion nos come el bolsillo a todos (acaso a vos no?), la inseguridad casi me deja sin hermano, y ahora encima para viajar a visitar a un familiar tenes que rendir cuentas. Las medidas de esta presidenta rodeada de corruptos alevosos como Boudou, y tantos otros, dan todo el lugar a la protesta, de quien sea. Pero claro, la clase baja cómo va a protestar si la tienen bien comprada con los planes sociales? por qué no les dan fuentes de trabajo?
    Soy de clase media y tambien tengo derecho a protestar, y tu nota me dio pie. Estoy harta de que cada uno de los gobiernos, sea cual sea el modo, me meta el dedo en el tuje.

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  3. Copio lo que puse en feisbuc en medio de la trifulca que se armó: El derecho a la protesta más vale que es universal (de hecho, el Estado no ha reprimido las manifestaciones de estos días), pero también es universal el derecho a la crítica. Lo que dice el pelotudo es que, superada largamente la discusión sobre el derecho universal a manifestarse, y sin ánimo de negárselo a nadie sino en el marco del debate franco y -por qué no- apasionado, lo que acaso deberíamos preguntarnos es si cuando nos manifestamos defendemos nuestro interés personal o el del conjunto y, en caso de defender nuestro propio interés, si teniendo éxito no vamos directamente en contra del bien general porque obstaculizamos el avance de un plan/programa/proyecto que no a corto, pero sí a mediano/largo plazo termine fortaleciendo al país y, consecuentemente, a todos nosotros. Saludos y gracias por leer y comentar! JR

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